·Decisiones de la ciudad en manos de los ciudadanos o, lo que es lo mismo, Urbanismo Participativo.·
Muchas veces las personas de a pie, las instituciones, los políticos y/o los medios de comunicación comenzamos a masticar un término hasta que pierde el sentido. Si repites cualquier palabra hasta la saciedad (transparencia, transparencia, transparencia... participación, participación, participación...) ocurre que nos sumergimos poco a poco en la pereza de lo implícito, dejamos de argumentar lo que decimos y, finalmente, también dejamos de pensar en ello. Esos términos tan universales, sin explicación que los acompañe, comienzan a utilizarse en contextos erróneos o a referirse a cosas diferentes... y terminan por ser incluso más importantes que la idea que está detrás. Aprendemos una palabra y dónde debemos utilizarla.
Esto pasa con la Participación Ciudadana. Se esgrime en tantos contextos para referirse a cosas tan distintas que ha terminado por quedarse en un puro globo de aire, dentro del cual cabe más o menos o todo.
Ahora trabajamos en un proyecto de
Restructuración Urbana Participativa. Traduciré esto: Se trata de mejorar y diseñar la estructura de un barrio, que hoy es una amalgama de casas de barro sin estructura ni saneamiento, contando con la reflexión y opinión de sus moradores.
Quería compartir con vosotros las fases que se están llevando a cabo, para llenar de contenido eso del "Urbanismo Participativo" en esta ocasión. El contexto es algo lejano al nuestro: Angola. Quizás por eso mismo aquí es más evidente que no vale de nada hablar de participación sin explicar cómo la materializamos. Así es como entendemos la Participación Urbana: decisiones de la ciudad en manos de los ciudadanos. Y así la llevamos a la práctica:
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FASE 1: Creación de un comité de Gestión y otro de Implementación, que es la fase en la que se estructura la participación de la administración en el proceso.
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FASE 2: Recogida de datos, Sensibilización y Análisis Participativo.
Comienza la participación de los ciudadanos. Los tres temas de la
cabecera (Recogida de Información, Sensibilización y Análisis) se
entrecruzan para alimentarse. Me explico: la recogida de datos genera
un debate en la población que prepara el terreno para comenzar con el
análisis participativo y las sensibilizaciones. Las actividades
relacionadas con estos dos últimos aspectos están estrechamente ligadas,
ya que el propio hecho de analizar hace a la población consciente de su
situación, la sensibiliza. Aquí llega otro punto en el que debemos ser
cuidadosos: no podemos hacer consciente a una población de sus problemas
sin prever su solución, aunque sea parcial. Este feedback forma parte de la propia estrategia de sensibilización (la hace efectiva y eficiente)
y, generalmente, lo óptimo es que se materialice mediante acciones en
las que la propia población colabore de una forma activa en la
resolución (parcial o total) de sus propios problemas. Algunos ejemplos
ya hemos vivido en la experiencia en Damba María: se realizaron
sensibilizaciones en la población sobre la importancia del planeamiento,
de mantener distancias, de respetar el trazado de calles... la
población comenzó a respetar esas distancias, y a no construir en lo
que, en un futuro, serán las calles. Pero si no generamos una devolución a la población, una recompensa por su esfuerzo,
una evidencia de que merece la pena, van a dejar de respetar las
distancias, olvidarán las sensibilizaciones. Por eso planteamos realizar
ciertas mejoras en las vías a la espera de las actuaciones a gran
escala de la administración. Lo mismo ocurre con cualquier recogida de
información que realicemos. Tiene que existir una recompensa al
esfuerzo: un documento, una presentación, ... hemos de compartir los
resultados de cada vez que solicitemos la participación.
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Reunión con los grupos de fuerza del barrio (líderes comunitarios, escuelas, iglesias...) para hablar sobre planificación y saneamiento |
Algo a tener muy en cuenta en este punto: hemos de ser
conscientes de que se pueden provocar espectativas (falsas o no) que
después se tornen en decepciones. Esto es porque generalmente hablamos
de aspectos problemáticos con la comunidad (saneamiento, estado de las
calles, puntos de agua, luz...) Es preciso clarificar bien nuestro
papel, insistir en que nosotros no vamos a solucionar nada. Abrir un
debate, trabajar ciertos aspectos, teniendo cuidado de no presentarnos
como la solución a los mismos.
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FASE 3:
Redacción del plan de restructuración. Las conclusiones recogidas en la fase anterior han de recoger el parecer de la población y ser un material casi suficiente para elaborar el plan. El trabajo en esta fase se lleva a cabo principalmente con los líderes comunitarios y las administraciones pertinentes. Se termina por elaborar una propuesta estructura urbana, calcular los
realojos necesarios, hacer una propuesta de un terreno junto al barrio
para la construcción de viviendas para ello y redactar unas normas de
ordenamiento y construcción básicas.